Los gérmenes lo pueden matar. Pero lo más probable es que no suceda.
Esa es la reconfortante noticia que nos da el doctor Gordon Dickinson, profesor y jefe de Enfermedades Infecciosas de la Escuela Miller de Medicina de la Universidad de Miami y el Hospital de la Administración de Veteranos de Miami.
Por supuesto, cuando Dickinson habla de "gérmenes'', él usa la palabra en el sentido general y abarcador que usan las personas que temen todo el tiempo contraer enfermedades o "andancios'' --otra palabra por el estilo-- cuando surge un brote como el de la reciente gripe A.
El lado más negativo del asunto es que los gérmenes están en todas partes, dentro y fuera de prácticamente todo lo que tocamos. En realidad, cuando se habla de "gérmenes'' refiriéndose a cosas que tememos, se habla de agentes infecciosos como bacterias, virus, hongos, protozoos y las lombrices parásitas conocidas como helmintos.
Sin embargo, otros gérmenes nos protegen contra esos agentes infecciosos.
Esa distinción es importante si se tiene en cuenta que en las semanas que siguieron a las noticias sobre la gripe A, Dickinson ha recibido muchas preguntas de personas temerosas de contraer algo de las cosas que tocan y el aire que respiran.
El brinda una reflexión extrañamente reconfortante, parte de la respuesta que dio a un amigo que le preguntó si debía hacer un viaje a México que había planeado por mucho tiempo después de que estallara la epidemia de gripe. "Vivimos en un mundo microbiano. Eso no va a cambiar''.
De todos modos, no se puede criticar a las personas que tienen miedo a los gérmenes. Como sociedad, hemos convertido "ay, qué asco'' en una industria.
Los comerciales televisivos de productos antibacteriales muestran "gérmenes'' animados magnificados mil veces, mirándonos con malicia desde detrás de nuestros refrigeradores o abalanzándose sobre nosotros a través de un estornudo en un autobús repleto.
Los participantes del ya difunto programa televisivo Fear Factor (‘‘Factor Miedo'') de NBC tenían que comer cucarachas gigantes. Steve O, miembro original del famoso equipo del programa Jackass (‘‘Burro'') de MTV, llevó a cabo hazañas vomitivas que incluían poner cosas sucias y podridas dentro y fuera de su cuerpo.
Esta fascinación se multiplica cuando hay un brote de un virus.
Vera Chan, editora principal del buscador de internet Yahoo!, afirma que inmediatamente después de la noticia del estallido de la influenza H1N1 "las búsquedas de pánico se hicieron legión''.
"Vi muchísimas búsquedas preguntando: ‘¿Pueden contagiarse los perros con la fiebre porcina?' '', comentó Chan. "La gente estaba investigando las razas de cerdos y haciendo preguntas como qué tipos de cerdo no son contagiosos. Y había los que buscaban teorías conspiratorias sobre ‘armas bacteriológicas de gripe' ''.
Una vez que cundió el pánico, según Chan, en sólo cuestión de horas los temas de búsqueda cambiaron a los gérmenes en general, dónde y cómo se contraen, y artículos protectores como gel bactericida para las manos y máscaras quirúrgicas.
La cuota de mercado de Noveko, compañía radicada en Montreal que fabrica máscaras quirúrgicas, aumentó al doble durante los días que siguieron al anuncio del brote de la gripe A. Reckitt Benckiser Professional, fabricante de Lysol, añadió una página a su website ensalzando las virtudes de su desinfectante contra el virus. Y un anuncio de Craigslisten Canadá --ya borrado-- ofrecía a la venta solución coloidal de plata como un desinfectante "antiguo''.
"No es que no existan cosas cubiertas de gérmenes que pueden enfermarnos'', dijo Dickinson. ‘‘Pero nos han inundado de tal manera con imágenes de organismos minúsculos que representan cosas sucias, que el miedo es inevitable''.
Se puede contar a Stuart Rosenfeldt entre los que admiten sentir cierto temor de la amenaza de la gripe, pero él no se considera alguien que tenga un miedo desaforado a los gérmenes. Aun así, el abogado laboral de Fort Lauderdale admite que usa galones de gel bactericida para las manos desde que comenzó el brote.
Al llegar esta semana a su oficina, Rosenfeldt se llenó las manos de gel bactericida. Entre una reunión y otra, hizo lo mismo. Después de usar el teléfono, se volvió a lavar con gel bactericida.
"Lo uso constantemente'', dijo Rosenfeldt, riéndose. "Estoy esperando que me reparen el escritorio, porque está cubierto de franjas blancas que parecen como si hubieran arrastrado Dios sabe qué por mi escritorio, y es del gel bactericida. ¿Sabían ustedes que el exceso de gel bactericida puede dañar la pintura de los muebles?".
Rosenfeldt insiste en que el aumento de su uso del gel bactericida y su cuidado al tocar ciertas superficies no son irracionales.
"Irracional sería no salir de la casa por miedo a contagiarme de algo y morirme si salgo afuera o cambiar mi rutina diaria cuando he estado viviendo una vida normal. ... Pero cosas como las noticias sobre la gripe simplemente hacen que algunos seámos más cuidadosos''.
La madre miamense Jenni Person está de acuerdo con Rosenfeldt --hasta cierto punto.
Aunque ella cree en mantenerse alerta, ella nunca se ha dedicado a "combatir los gérmenes'' cuando hay brotes de enfermedades.
Durante la segunda semana del pánico de la fiebre porcina, los dos hijos de Person, de 3 y 6 años, respectivamente, contrajeron un virus estomacal. Y ella se enfermó de amigdalitis.
¿Cómo trataron sus enfermedades?
"Nos lavamos las manos muy a menudo. Yo los hago lavarse las manos después de que toquen cualquier cosa'', dijo Person. "Yo enseñé a mi niño de 3 años a hacerse "guantes de jabón'' cuando se las lava. Así que él se enjabona hasta que sus manitas están completamente cubiertas de espuma.
"Nos lavamos mucho las manos, porque yo sé que eso funciona. Pero no se puede tener miedo a la suciedad''.
En cuanto al amigo de Dickinson que temía viajar a México --él fue, y siguió el consejo de su médico sobre lavarse las manos a menudo, no tocarse mucho la cara, y evitar estar encerrado por mucho tiempo con personas que estuvieran enfermas. El no se enfermó.
"Así es cómo contraemos y contagiamos muchos de los ‘gérmenes' que tememos'', dijo Dickinson refiriéndose a tocarse la cara. "Tocamos y manipulamos cosas, no nos lavamos las manos y nos tocamos la cara. Ese es uno de nuestros peores hábitos''.
La cara es un lugar de entrada importante para los gérmenes porque ellos pueden entrar la mayor facilidad al cuerpo a través de las orejas, los ojos, la nariz y la boca.
A pesar de la propaganda reciente, algunos de los peores lugares llenos de gérmenes no son públicos en absoluto --cestas de ropa recién lavada (cuando sólo se lava en agua fría, pues el agua debe estar a por lo menos 140 grados para matar a las bacterias peligrosas), paños y esponjas de cocina, las puertas de los baños, los cepillos de dientes, jacuzzis (que pueden ser verdaderos caldos de bacterias peligrosas), teclados de computadoras y controles remotos.
Dickinson, el especialista en gérmenes, trata de tranquilizarnos sentado en el corazón de lo que uno supondría es uno de los lugares más ricos en gérmenes del sur de la Florida: un tren del Metrorail.
Su asiento, hace notar, "fue ocupado hoy probablemente por muchas personas antes de mí. . . ¿Puedo recoger gérmenes en mis pantalones? Sí. ¿Puedo llevarlos a mi oficina y transferirlos a otra silla en que me siento? Sí''.
Pero, ¿podría morir a causa de ellos? ¿Podría enfermarse gravemente a causa de ellos? "No es probable'', afirma Dickinson. "Tenemos más sentido común que eso. O deberíamos tenerlo''.
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